Maldito alcohol, me vuelves débil.

Una historia de amor, un final tan final.

He llegado a un punto en el cual me suceden cosas tan fantásticas, (no buenas necesariamente) que ya no sé si lo que veo o toco es real. Lo único cierto es que perdí demasiado tiempo y que tu eres mi musa, y siempre lo fuiste aunque te haya negado todos estos años.

Jajaja, es rarísimo darse cuenta de esta clase de cosas justo en el limbo, en el extremo de una decisión que hubiera podido arruinar toda clase de felicidad del compartir. No te necesito, y tu menos; pero somos tan importantes el uno como para el otro que el horizonte de nuestras siluetas coloreadas se mezclarán y formarán un color tan bello como una droga exótica.

  
  
  
          

  
Ya Fernando despierta, deja de soñar.

No tiene sentido tener metas en la vida, si no hay con quien compartirlas. Es como drogarse solo.

Simplemente no tiene sentido.

Azotea

Que placer el de leer un buen libro mientras fumo un puchito y me tomo un chocolate.

Qué fácil es escribir cosas alegres, qué fácil es escribir cosas tristes. Pero qué difícil es escribir cosas reales.