Como un millón de sonidos ordenados perfectamente en un segundo
late el corazón del niño que ya no supone, ni aguanta, ni espera
que muere al estar tan, y tan atento a la voz inconforme
ay, jodida eres agua mansa.
Annie.
-
He de quejarme de tu astucia,
has de escupir mi ausencia.
He de resolverte en un fusil
has de ahorcarme en tus entrepiernas.
Annie, lo he descubierto...
e...